lunes, 13 de marzo de 2017

El misterio de Pale Horse

Dos semanas más o menos más tarde, nos vemos de nuevo ante un misterio de la genial autora inglesa, Doña Agatha Christie, en esta ocasión El misterio de Pale Horse.

La novela fue publicada originalmente en Reino Unido en 1961 y llevada a la televisión en 1997. Narra la historia de un escritor llamado Easterbrook que se ve envuelto en una compleja historia de muertes aparentemente naturales y sin relación entre sí con sólo dos cosas en común: todas ellas beneficiaban mucho a alguien cercano a la víctima y los nombres de los fallecidos aparecen en una lista escrita por un sacerdote que es asesinado, precisamente, por esa lista.

Cabe destacar que uno de los detalles de la novela ayudó en la vida real a resolver el último crimen de asesino en serie Graham Frederick Young ¿y lo inspiró? quién sabe...

Veamos qué dicen nuestras lectores.

Empezamos con MG:

La verdad es que no me ha entusiasmado. En esta ocasión Doña Agatha intenta meter un componente sobrenatural en los asesinatos y le ha salido el tiro por la culata porque está muy mal resuelto. Hay montones de muertos y ninguno te importa nada, que es algo fatal, en una novela de asesinatos necesitas tener alguna conexión que haga que te interese quién es el malo.

Además, soy muy fan de la señora Oliver y aquí sale tan de refilón que podría haber sido cualquier personaje el que pusiera sobre la pista correcta al protagonista. Y no. Porque la señora Oliver renegando de su detective finés es uno de los mejores chistes de la literatura, y no me parece bien que en esta ocasión se desperdicie la oportunidad de volver a hacerlo.

Hay demasiados personajes y es todo demasiado retorcido. Nada, a seguir con otros supuestamente mejores.

Seguimos con Pau:

Locurón de novela y no sé si eso es del todo bueno. La cosa es que empieza (y dura demasiado ese comienzo) con un misterio que no hay manera de desvelar hasta más o menos la mitad, para que luego resulte que -y no es spoiler, créanme- no es tampoco eso que parece que es, sino algo mucho más terrenal y prosaico.

Como es Doña Agatha sabemos que todos los detalles tienen importancia, pero algunos están puestos al buen tun tun (qué manera de desaprovechar la presencia de la autora genial Ariadne Oliver, jesús jesús, sólo con insistir en su oficio de escritora y desvelar más obsesiones me hubiera dado por satisfecha), o esa sensación me ha dado a mí al menos. Tenemos el asesinato de un cura que va a confesar a una pobre moribunda y es asesinado porque lleva una lista de nombres que no tiene más relación entre sí que el hecho de que se trata de gente que ha muerto de muerte natural, aunque repentinamente... y todo para que al final todo sea como aquella entrada de Vicisitud y sordidez (la entrada es delirante de divertida, pero sólo aconsejo leerla a quien haya leído por supuesto este libro -si no, no se acerque NI AL TÍTULO- y haya visto las películas de las que habla)

Terminamos con Pi:

Al principio el libro no hay por donde cogerlo. Comienza con ese recurso que tanto me gusta en el que alguien , que tiene 2 minutos para expresarse antes de morir, en vez de concretar le da por escribir un jeroglífico. Y dices tú como lectora. Si te dio tiempo a escribir todo esto... en fin.
Luego la historia se va embrollando entre brujas , señores raros y el de turno que se mete a investigador . A mitad de la novela tienes un follón importante de personajes (recuérdese que esto para mí es un problema). El final se salva por lo inesperado , y el regusto es de haber leído una buena novela de misterio. Sin embargo al darle una pensada al tema , superada la sorpresa , lo que queda es una historia traída por los pelos.

Dentro de dos semanas nos vemos con El espejo se rajó de lado a lado, mientras tanto, tengan cuidado ahí fuera.


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