lunes, 30 de enero de 2017

Inocencia tragica

Esta quincena leemos Inocencia trágica, novela publicada en 1958. El libro comienza cuando un buen hombre se da cuenta que es el testigo que nunca se pudo localizar en un asesinato. Una señora fue encontrada muerta con un golpe y todo apuntaba a su hijo. Este siempre defendió ser inocente y encontrarse en el momento del asesinato con un caballero que lo había recogido en su coche.

Empezamos por Pau

La fórmula mágica sigue y sigue, pero con este no sé si será que le veo las costuras o qué (porque está muy bien escrito) que tengo la sensación de haberlo leído ya antes, sólo que en vez de cinco huerfanitos eran tres hijos los sospechosos de acabar con la venerable anciana... También había leído ya la resolución de un crimen tiempo después de ejecutarse...
Tiene cosas interesantes, como siempre, pero confieso haberlo leido demasiado deprisa. Me hace especialmente gracia ver cómo doña Agatha va cargando más y más las tintas en asuntos familiares ¿tendría problemas ella misma? ¿temería por su vida?

Seguimos con Pi

Este me ha parecido un poco tontuna. Conocéis mi teoría de que Agatha escribió dos tipos de libros: los que la apetecían y con los que vivía mientras escribía los primeros. Este para mí que es de los segundos. Hay personajes, como el testigo, que están ahí pero no se sabe sin vienen o van. Van a investigar pero luego no hacen nada, vuelven a cobrar importancia como si no se hubieran ido, un poco traído por los pelos. En general ningún personaje tiene especial encanto.
Hay dos cosas que se repiten en libros de Agatha y nunca dejan de sorprenderme:
- Dos personajes de sexo opuesto se cruzan durante la novela. Cuando digo se cruzan no es que vayan intimando durante la novela, sino casi literal. Sin embargo al final del libro uno se acerca al otro y le dice que obviamente es con él/ella con quien quiere casarse. No quedar a cenar, o un cine, no, ...casarse. Así, en frío. Lo que ya es de coña es que la otra parte siempre acepta.
- Una persona está a punto de morir asesinada, o queda malherida. Tiene oportunidad de decir quien ha sido el asesino, pero nunca dice o escribe en el suelo Pepe para que todo el mundo sepa que Pepe la ha matado. Por ejemplo, en este libro la víctima se pone a cantar "La paloma en el mástil, cuando íbamos a toda vela..." porque no tiene mejor manera de acusar a Pepe que cantar la canción que cantaba Pepe. Todo muy loco.

Y terminamos con MG

Me ha gustado muchísimo porque se mete en terrenos pantanosos: ¿qué pasa con los inocentes cuando el que se creía que era el culpable resulta no serlo?
Otro entorno familiar en el que todos desconfían de todos y en el que, como muchas otras veces, hay un listillo que acaba muriendo por listillo.

El final me ha parecido un poco traído por los pelos porque se apoya en algo que el lector desconoce, pero todo el proceso de la investigación está muy bien contado y refleja muy bien la inquietud que se siembra en la familia al descubrir lo que al protagonista le resulta difícil de procesar: si el culpable era inocente, uno de nosotros es culpable. Y está suelto.

Volvemos dentro de dos semanas con Un gato en el palomar. Hasta entonces, tengan cuidado ahí fuera.

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