lunes, 25 de septiembre de 2017

Los elefantes pueden recordar

Nuestra Agatha, ya octogenaria, sigue con su producción de libro por año y esta vez le toca el turno a Los elefantes pueden recordar. Un crimen del pasado amenaza la felicidad de una pareja de jóvenes, pero nuestros protagonistas resolverán el entuerto.

Veamos qué opinan las lectoras

Empezamos por MG

¡Cómo me ha gustado reencontrarme con la señora Oliver! Sobre todo porque, llegados a este punto, ya ni aparece su detective finés (parece que al final se ha reconciliado con él) ni, obviamente, su afición por las manzanas...me gusta esa coherencia entre lo que pasa en unas novelas y en las siguientes.

Me ha resultado muy entretenida aunque, a mitad de la novela me he acordado de todo, es una de las que ya había leído en la adolescencia. Y, salvo un par de detalles sobre ciertas motivaciones, recordaba lo importante de la novela. Todo muy bien. Esta recta final de las novelas me está dando muchas satisfacciones.

Seguimos con Pau

Antes de empezar a leer siempre bicheo un poco con el argumento y fue ver a Poirot y darme pereza... pero no, no tengan prejuicios, Poirot lleva sin ser Poirot desde que Doña Agatha se decidió a matarlo (aún no lo hemos leído, pero queda poco) y, encima, aparece el alter ego de Christie, que cada vez me cae mejor, cada vez es más divertida y da menos la chapa con su odio al Poirot finés.

Me llama la atención, no obstante, que vuelva a recurrir a un asesinato antiguo, disfrazado de suicido doble (esta novela no se podría escribir hoy, me temo) y, de alguna manera, convierta a Oliver en Miss Marpple al vincular el asesinato con su vida en vez de ser un encargo o algo así. En definitiva es un Christie de manual, ya no esperamos grandes sorpresas, ya ni me molesto en deducir quién es quién y qué ha pasado y me limito a ver detalles simpáticos, que siempre los hay ¡qué disparate de comienzo! ¡qué manera de introducir a Oliver en la historia!. Divertido sin alharacas. 

Terminamos con Pi

Al contrario que MG llevo una racha con Agatha no muy buena. Este libro en concreto me ha parecido un refrito extraño de otras historias.
Comenzamos por los elefantes y el rollo simbólico que les da a Oliver y Poirot. He salido de elefantes hasta las narices. Luego es de esas historias en las que los protagonistas se ponen a investigar porque se aburren y deciden meter las narices donde nos les llaman. La investigación está metida con calzador.
Y a mitad del libro ví claro el final como en tantos otros. La diferencia con otros es que en este no me equivoqué, no hubo desenlace sorpresa. Todo muy obvio.

Volvemos en dos semanas con La puerta del destino. Mientras tanto, ya saben, tengan cuidado ahí fuera.

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